Experiencias metodológicas empíricas tradicionales en enseñanza de la gaita

José “Joche” Álvarez:

Es fotógrafo desde hace 58 años. Conoció la gaita a los 8 años de edad en Ovejas, Sucre. Su hermano era uno de los mejores gaiteros de la población y con él aprendió con el todo lo respectivo a la elaboración de instrumentos. El maestro contaba que en as velaciones contrataban gaiteros, se reunían todos y él iba con ellos. “Nosotros introducimos con una nota grave y seguimos con una nota baja; tocábamos por ron y comida…
los gaiteros de hoy se interesan por la comercialización de la música. La música de gaitas lleva otro camino, porque la gaita tradicional nos gusta a nosotros los viejos, y ahora a la gente le gusta la gaita que va embalada, a mil por hora…” contaba Álvarez.

En cuanto a su experiencia de aprendizaje comentó que no tuvo maestro, sino que mirando cómo se movían los dedos, escuchando el tono, la melodía fue como logró aprender a interpretar la gaita. A eso agregó que los métodos de hoy son fáciles, porque la enseñan por números, además que existen nuevas formas de elaborar la gaita. “Los nuevos gaiteros no saben hacer gaitas porque emplean un medidor. Los viejos gaiteros medimos con los dedos. Hoy día la gaita la pulen tanto que parece hecha en PVC”, agregó.

En 1985 junto con Alejandro Paso y Antonio Cabrera, gestó la idea original del Festival Nacional  de Gaitas en Ovejas. Luego abrió una escuela en el patio de su casa, haciendo un kiosco para atender a las jóvenes promesas. Logró reunir 13 grupos de gaitas que fueron presentados en el Festival Nacional de Gaitas, de los cuales destaca a sus primeros 12 estudiantes, quienes son ahora reconocidos músicos, que han llegado a estudiar la música tradicional en las universidades. De este modo, fue a los colegios para proponer su idea de abrir una escuela, la cual idea fue apoyada.

De sus experiencias de enseñanza, Joche Álvarez comenta que enseñaba primero a colocar los dedos sobre los orificios y una parada recta. Ponía a sus estudiantes a repetir notas, desde las más fáciles hasta las más complejas. Cuando ya tocaban el primer tema, lo reunía con el machero y toda la percusión.

Entre otras cosas, Álvarez ilustró que en la tercera edición del Festival Nacional de Gaitas es el primero en introducir la tambora con los hermanos Lara después de su experiencia en Rusia: “La tambora está de más en los grupos de gaitas… La tambora se la agregó Delia Zapata Olivella cuando fue a Rusia, de allí San Jacinto adquirió fama con sus músicos”.

Joche Álvarez fue recientemente ganador del premio Canción Inédita con el tema “Hacha, calabaza y miel”.

Élber Álvarez:

Hace 21 años empezó con la gaita. Manuel Cordero, un gaitero de 86 años de edad en Planeta Rica (Córdoba) fue su primer maestro. Intentaba sacar las melodías de acuerdo al ejemplo del maestro Manuel. Así empezó a estudiar sus formas de ejecución, la forma de soplar, de mover los dedos, básicamente mirando y complementando con la grabadora. Sus primeras experiencias se dieron en el Festival del Porro en San Pelayo.

Como gaitero de gaita larga, empezó con una formación académica en la Faculta de Bellas Artes en la Universidad de Sucre, donde Pedro Murillo lo impulsó a los talleres de formación en gaitas. Élber contaba sobre los sistemas de enseñanza en los talles de Sincelejo, los cuales se fundamentaban en diagramas del instrumento en papel, enumeraban los orificios y a cada intensidad le colocaban una letra. Él tomó este sistema y empezó a desarrollarlo para la formación gaita corta con jóvenes de diversos municipios de Córdoba. Esto para la iniciación, estimular el oído y motivar el estilo propio en cada estudiante. “Los muchachos de ahora no se preocupan por estudiar el instrumento sino a echarle aire y más ná”, añadió. 

En 1993 se da su primera participación en el Festival de Gaitas en Ovejas, lo que fue una experiencia única y motivadora para él, que le permitió compartir con los diferentes músicos de la población.

Con Juancho Nieves empezó a trabajar con los nuevos diseños de las gaitas. Trabajo con diversidad de maderas. “La madera influye mucho, pero lo principal está en la manera de montar la cabeza. Cada gaita es única y depende de quien la vaya a ejecutar”.

En cuanto a las nuevas metodologías de enseñanza, Élber destacó que hoy se está haciendo un trabajo combinatorio con las formas de enseñar (académicas y empíricas) con una elaboración de folletos donde se evidencias ambas metodologías.

Experiencias metodológicas académicas

Jaider Hermosilla:

Sus inicios musicales se dieron en San Andrés de Sotavento, en las fiestas de San Simón. Le llamó la atención la interpretación de unos músicos durante el evento. A sus 12 años, Orlando Hernández le regaló su primera gaita. Con ésta visitaba a muchos maestros, a los que considera las verdaderas instituciones de formación. Además, todo su aprendizaje se lo debe a ellos, pues son el pilar fundamental de la formación de hoy día.

De sus experiencias de formación comentaba que toda la información de la primera clase se guardaba en la memoria y luego se sacaba a relucir en la práctica en el hogar. Mirar, memorizar y reproducir era básicamente su metodología de aprendizaje.

En el año de 1992, en Cartagena, conoce las tablas posicionales para enseñar la gaita larga, método sistemático a base de gráficos con letras y números. Luego, cuando llega a Barranquilla, trabaja inicialmente en las casas de cultura, aludiendo sobre la considerable irrupción de la gaita en la ciudad.

Hermosilla es Licenciado en Ciencia Sociales y que usa la música tradicional en la enseñanza de éstas. Una de sus metodologías en la enseñanza de la gaita es el empleo de grabaciones en casetes, las cuales son socializadas con sus estudiantes, trabajando las posiciones y las pautas melódicas. Hermosilla resalta también la importancia de aplicar los elementos del contexto para favorecer la enseñanza, además, agrega que en los festivales, los conversatorios se hacen importantes para el conocimiento de las nuevas generaciones. “Hay que seguir enseñando lo que se ha aprendido”, agregó finalmente.